Se le conoce como síndrome de Ménière, o vértigo de Ménière, y provoca síntomas como vértigos, zumbidos, silbidos y dolor o presión en uno de los oídos. Se origina por un aumento del líquido endolinfático en el oído interno afectado. Es una de las causas habituales de pérdida auditiva.
Puede afectar a cualquier paciente, pero el síndrome de Ménière se presenta más habitualmente entre los 20 y los 50 años. Es un trastorno con un complicado diagnóstico y acostumbra a generar en una pérdida auditiva, por lo que es necesario realizar el seguimiento adecuado.
El aumento del líquido endolinfático en el oído interior se manifiesta de diferentes maneras, aunque siempre solo en un oído. Los síntomas más recurrentes son:
No existe una prueba definitiva o un síntoma concreto inequívoco para diagnosticar de manera infalible el síndrome de Ménière, así que los médicos especialistas se ven obligados a basarse en el historial clínico del paciente y a evaluar diferentes síntomas y factores. Los indicios más habituales suelen ser los siguientes:
Se desconocen las causas exactas de la enfermedad. Sin embargo, se sospecha que los ataques de vértigo y la hipoacusia que ocurren son causados por un aumento de la presión del líquido en la cóclea del oído interno, clínicamente se llama hidrops endolinfático.
Se cree que esto causa pérdida auditiva y zumbidos en los oídos. No obstante, aún no se entiende con claridad cómo se produce el exceso en el líquido.
Los expertos también sospechan que la enfermedad de Ménière puede ser causada por un virus, que puede afectar el oído interno. El oído interno está ubicado cerca del órgano de equilibrio, y por eso la inflamación puede causar mareos.
Cabe señalar que los acúfenos y los mareos también pueden surgir de manera diferente. No siempre tiene que ser debido a la enfermedad de Ménière. Se recomienda consultar a un médico otorrinolaringólogo para los síntomas mencionados.
Entre otras causas todavía no demostradas están las siguientes:
Generalmente, la enfermedad de Ménière la diagnostica y trata un otorrinolaringólogo, que es el médico especializado en trastornos del oído, nariz y garganta. Sin embargo, para hacer un correcto diagnóstico, no existe una prueba definitiva o un único síntoma que puedan servirle como prueba de que existe dicha enfermedad. Para hacer el diagnóstico, el otorrinolaringólogo se basa en el historial médico de la persona y la presencia de otros factores como:
Todavía no hay una cura definitiva para esta enfermedad, por lo que el tratamiento combina la terapia médica y la de comportamiento. Los fármacos, el control de la dieta, la reducción de la ingesta de sal, la mejora de los hábitos alimentarios y el control de los estados de ansiedad son medidas habituales. Estos tratamientos tienen un efecto positivo en el control y alivio de los síntomas en un 85 % de los pacientes.
La pérdida auditiva causada por la enfermedad de Ménière puede conducir a una menor calidad de vida. Los afectados a menudo sufren en un entorno social debido a la mala audición. Los aparatos auditivos pueden contrarrestar estos problemas.
Sin embargo, el uso de aparatos auditivos es difícil, ya que, debido al curso de la enfermedad, requieren ajustes regulares por la fluctuación en la capacidad auditiva. Además, las personas sufren de sensibilidad severa al ruido en el oído enfermo. No obstante, te recomendamos usar aparatos auditivos y que protejas tu audición en situaciones ruidosas utilizando una protección auditiva personalizada.
El curso de la enfermedad de Ménière es impredecible y varía mucho de una persona a otra. El mareo constante conduce a la incertidumbre y la ansiedad entre los pacientes. Un ataque de mareo puede ocurrir solo una o más veces.
La enfermedad es muy estresante porque no es posible predecir cuándo ocurrirá el mareo sucesivo. Esto puede aparecer después de unos días y semanas o incluso años. Por ejemplo, puede perjudicar la vida cotidiana o incluso reducir significativamente la calidad de vida, ya que existe un temor constante a nuevos ataques. Además, el estrés también favorece los nuevos episodios de vértigo, y los afectados se retiran cada vez más a una vida privada.
Es positivo que los ataques de mareos disminuyan en el curso de la enfermedad. Sin embargo, la pérdida auditiva aumenta con el tiempo, y algunos pacientes llegan a no oír para nada en el oído afectado. En personas con síndrome de Ménière, existen profesiones que necesitan un excelente sentido del equilibrio que deben interrumpirse temporalmente; algunos ejemplos pueden ser trabajos como piloto o conductor de autobús.
Pérdida auditiva: en esta situación un aparato auditivo puede ser una ayuda fundamental en personas con síndrome de Ménière.