Un resfriado, un catarro o una infección respiratoria pueden provocar la inflamación del oído medio, una afección que es especialmente habitual en niños y niñas que, si no se trata adecuadamente, puede provocar infecciones más amplias, pérdida auditiva permanente e, incluso, problemas en el desarrollo del lenguaje.
La mayoría de los niños y niñas sufren durante su infancia alguna otitis media. Es una de las afecciones auditivas más convencionales y, al mismo tiempo, suele a afectar más a los niños que a los adultos. A pesar de su extensión, las consecuencias pueden ser graves si no se ataca convenientemente.
La otitis media es una inflamación del oído medio que se produce cuando se acumula líquido que debería drenarse. Esta acumulación se puede deber a las consecuencias de un simple resfriado, un catarro o una infección respiratoria. Esta inflamación se manifiesta de diferentes maneras, teniendo en cuenta que los pacientes más habituales son los niños. Por lo general, produce un dolor intenso, lo que provoca molestia constante (que el niño se toque o se intente presionar o rascar el oído), irritabilidad, además de fiebre, supuraciones, dificultades para dormir o pérdidas auditivas momentáneas.
Normalmente, se distinguen diferentes tipos de otitis media, en función de su manifestación. Cuando el líquido que supura es acuoso, se conoce como otitis serosa, mientras que cuando se trata de un fluido más purulento, se habla de otitis media supurativa. La diferencia radica en la capacidad para drenar el líquido acumulado en el oído.
Por otro lado, también se establece una diferencia entre otitis aguda, otitis subaguda y otitis crónica. La primera se destaca por una tos excesiva, pero también produce dolor de oídos, supuración de líquido por el oído o inflamación evidente; la segunda se caracteriza por el exudado, es decir, la aparición de líquido en el oído externo, pero sin otros síntomas evidentes, y la tercera se produce cuando los síntomas se prolongan durante más de tres meses.
En muchos casos, la otitis media afecta a niños y bebés de seis meses a seis años. En los niños pequeños, la enfermedad no siempre se reconoce de inmediato, porque los signos típicos de otitis media a menudo no se presentan en estos casos. Los síntomas en un niño tienen más probabilidades de reflejarse en un sueño inquieto o un aumento en el llanto.
Como a menudo es causado por virus, los antibióticos no siempre tienen sentido para la otitis media. Por lo tanto, en casos de otitis media en niños y bebés, el médico prescribe principalmente analgésicos y medicamentos descongestionantes.
Una infección del oído medio en bebés y niños pequeños generalmente se resuelve sin consecuencias en unos pocos días. Sin embargo, es aconsejable consultar a un médico en una etapa temprana. Un especialista en oído, nariz y garganta puede evaluar y tratar la otitis media de manera competente.
La otitis media crónica, en particular, a veces puede conducir a la pérdida auditiva. La provisión de aparatos auditivos mejora significativamente la calidad de vida en el día a día.
No siempre es aconsejable usar aparatos auditivos para la otitis media: los aparatos auditivos con auricular en el canal, por ejemplo, no son adecuados para pacientes con otitis media crónica.
Recomendamos un aparato auditivo retroauricular. De esta manera, llega suficiente aire al oído y se puede contrarrestar la inflamación. Deja que tu profesional de la audición de GAES te asesore individualmente ¡para encontrar la solución mejor para ti!